Manuel de Rivacoba y Rivacoba

Soberbio como bestia en arena soleada.
No di un paso atrás.
No me humillé ante traidores.
No fingí sonrisas.
No acepté obsequios ni palmadas.
Fui un ser libre y no un simple  cómodo;
no  un pequeño egoísta;
no un siervo del capital.

Nací desde  la sangre de mi padre
Nací desde el exilio
Me enseñaron las traiciones.
La componendas.
Los practicones.
El vicio que agrieta los templos.

Sobreviví y enseñé.
Hablé de la tortura y la pena.
Defendí  al hombre.
La dignidad del  que cumple la ley
del que la viola
del que la encarna.

Siempre rechacé homenajes.
Ahora protesto contra el   poeta.