Casa en calle Traslaviña












Teresa  prisionera.
Ese hecho de estrellas sigue brotando en el  barrio.
En  numerosos acuarios es  murmullo de peces.
Lo cantan aves de vivos colores.
Ahora  encerradas cerca del pollo chop suey.

Pero el espíritu siempre fluye.
Los peldaños suben hacia la luz
y en el techo crece un jardín.
Allí las flores abrazan el tiempo
y las horas se unen
formando un lazo de alegría.

Dejé que mi ser pasara entre los muros.
Rozara la energía  de otro tiempo.
Edad de libertades ocultas.
Fuego al interior de la tierra.
La Gran Luz siempre encendida.




La tradición de nuestros maestros refiere que en los años veinte, Abnegación,  la primera Logia viñamarina, realizó sus trabajo en el lugar donde ahora funciona un  restaurant de comida cantonesa.

Estuve allí como  único comensal,  observé  aves y peces encerrados y al fondo de una escala,
los colores generosos del jardín trabando amistad con el cielo.

Al salir una placa me  llamó la  atención . El bronce  en el Hotel recuerda la residencia en ese lugar de la poeta francmasona  Teresa Wilms Montt.