Clanes de Viña del Mar


La Fraternidad Juvenil Alfa Pi Épsilon es  el  más exitoso esfuerzo por  introducir de la tradición iniciática estudiantil  entre los estudiantes universitarios del país.

Su gran precursor fue don Jorge Vega Sandoval, quien inició  esta organización en el Pedagógico de la Universidad de Chile.

Es una entidad mixta, basada en los principios del  humanismo laico y que ha construido sus propios rituales y símbolos, a partir de un formato general.

Cada asamblea de base, llamada clan, desarrolla su propio ritual de iniciación, lo que requiere de una poesía y de una mística propia.

Salvo honrosas excepciones, todos los clanes del país suspendieron sus trabajos durante la dictadura militar y son muchos los queridos hermanos asesinados por la fuerzas represivas.

El primer clan de Viña del Mar, Delfines,   se instaló en algún momento de la década de los 50. El documento  escrito más antiguo está fechado en 1960, pocos años después de Eslabones, el clan porteño por excelencia.

En la década de los  90, Delfines fue el primer clan en retomar sus trabajos, contando con numerosos hermanos antiguos, que nos regalaron su entusiasmo , su cariño y amor por las virtudes sociales.

Sus ritos unen referencias a la Divina Comedia con elementos de la psicología junguiana.

El segundo clan viñamarino  es Los Magos, inspirado en el  tarot y sus símbolos  fuertes, sugerentes y universales.

El tercero es América, inspirado en el Canto General  de Pablo Neruda, actualmente en receso.

El cuarto fue Circenses, asociado a las vida aquellos artistas.

El quinto es  Elefantes,  que  construyó  un relato asociado a esos animales asombrosos.

Ha surgido en esos ritos, conversaciones y celebraciones, el más profundo cariño fraternal, una auténtica comunidad de vida,  una  maravillosa comunidad de vida.

Los clanes viñamarinos  se caracterizan  por sus elevados  requisitos de ingreso, en busca  de efectiva coherencia entre el discurso  humanista y la acción concreta.



Aquella descuidada majestad.

“En las primeras horas, sólo veía olas;
las cadenas de montañas azules del mar,
sus glaciares y sus cascadas,
su elevación y su descuidada majestad”. (Marcel Proust).

Nubes sufis abrían sus ojos en lo alto
y el hipocampo dijo en sueños que mi naufragio
era nacimiento, maremoto, juego,
zumbido que retorna de una antigua Nación.

Esa palabra ondulante era mi casa,
el sol se reunía cada tarde con nosotros
y el rojo y los colores anaranjados
bebían café junto al aire, el aguacero bullicioso,
las ballenas tímidas y felices.

En el noveno mes o tal vez en otro,
relámpagos y muertes cayeron de la noche
golpeados por reglones infelices y terribles,
por escuadras, repúblicas y mazos.

Lejos y cerca, renacidos,
tal vez en aquel jardín,
Marcia, Esteban, Luis.
encontraron su propio mar...
aquella extensión azul donde no llovía agresión,
ni desprecio, ni fractura al amor.

Ahora en las buenas primeras
cuando los colores se sublevan de belleza
y la libertad se enciende impertinente...
dos o tres delfines,
casi sin darse cuenta,
crean un día de justicia.

Fraternidad

Somos un árbol que crece,
llama nacida del tiempo,
voz de la misma memoria,
templo de luz y de agua.

Somos un río de fuego
hebra que une las almas,
rito de amor invisible,
fuerza que abraza y levanta.

Somos envidia y rencor,
luz que de pronto se apaga,
agua que ahoga los sueños,
fuego que vuelve y encanta.

Somos el otro y el paria,
todos los trazos del círculo,
agua cayendo y brotando,
sueño parido en la noche,
tribu llamada Hermandad.


Delfín


Por el abrazo de Marcia ,soy  delfín.
Por la sonrisa de Ida,   soy  delfín.
Mis hermanos caminan  adelante y abren el tiempo.
En plena lluvia protegen el fuego.
Apoyan.
Son Claudia, Renata, Sergio.
Lloran en lágrimas que limpian mis ojos.
Forman un círculo infinito.
Acogen.
Me enseñaron  el abrazo y la ternura.



Nuestras Aguas

Amo viajar sobre mi estrella,
perforar el secreto de las aguas,
convertirme en dato de la aurora,
disolver mi alegría en el océano.

Amo los juegos del cardumen,
-ordenados por la simple ternura-
invisibles a los ojos de la envidia,
exquisitamente propios y nuestros.

Amo nuestros ritos y esta música,
cuerpos en que apoyo mis días,
tres bocas de este fuego,
noche en que todos soñamos,
noche en que todos nacemos.



Delfines sobre los techos de Paris.


Soñé que caminábamos sobre los techos de Paris,
íbamos de paseo y excursión,
con Carolina y Pedro,
los niños dorados del puente,
y muchos otros delfines
de ojo anchos
y almas transparentes.

Gabi se detuvo a cantar en Saint Sulpice,
tomamos desayuno
sobre las columnas de La Madelaine.
Encendimos luces
en la Torre Norte
de Notre Dame
bajo el suelo de Saint Denis,
en el espacio místico
de la Saint Chapelle.

Descansamos en la terraza solar
del Mundo Árabe,
cerca de librería
Shakespeare
y el ángel armado
de Saint Michel.

Miramos la noche
desde lo alto del Louvre,
en los hombros de la Ópera,
la Bolsa y el Panteón.

Al amanecer,
lloramos junto a la tumba de Voltaire
y salimos en bicicleta
hacia la Basílica de Montmatre.

Nos reímos mucho
al subir por las escaleras
y recordar las aventuras de la jornada,
chistes de Pía,
comentarios de Cony y Aulikki,
abrazos de Carlita,
voces inspiradas
de Marcia e Ida.



Delfines

Dedicado a Marcia, que está llena de hermanos.

Aceptaste  ser delfín.
Recibir  música  en tu centro.
Disfrutar nuestros  juegos.
Elevarte  con ellos.
Leer cochayuyos.
Ser  libertad del otro.
Tejer y destejer la primavera.
Crear el futuro.
Convertirte en océano y viento.

Elegiste  horas de solsticio.
Rubor de  sentidos.
Gabi y Carla en tus cuadernos.
Cathy vestida de  aguacero.
Multitud de hipocampos.
Elocuencia de Cony.
Ojos de Ida.
Premura del silencio.
Antiguo valer del Pez Espada.

Hubo otros que eligieron antes.
Aceptaron la  urgencia de lo justo.
Dieron bienvenida a la risa.
Compartieron algas.
Desataron tempestades.
Derramaron su fuego en el mundo.